La Fundación Rodolfo Ferrari ETS desea honrar la clarividencia, el trabajo de investigación y la memoria del Prof. Rodolfo Ferrari, farmacólogo emprendedor y visionario. En 1947, junto con el microbiólogo Carlo Callerio, Rodolfo Ferrari fundó la SPA Società Prodotti Antibiotici y, gracias a la colaboración con el Premio Nobel Sir Alexander Fleming, produjo una de las primeras penicilinas italianas, SUPERCILLIN.La Fundación nace de la voluntad de Alisée Matta - presidenta de SPA y nieta del fundador - de dar continuidad a los valores y al compromiso de este gran hombre de ciencia, transformando lo que fuera el laboratorio y los espacios adyacentes en un espacio museístico actualmente utilizado con fines sociales y solidarios. En una atmósfera suspendida entre el pasado y el presente, el museo de la Fundación es un espacio industrial renovado, lleno de belleza y luz, donde conviven expresiones de la ciencia, la cultura y el arte. Dentro de estos espacios, la Fundación pretende desarrollar proyectos que promuevan la cohesión social a través de la difusión educativa, solidaria, artística y científica mediante iniciativas benéficas dirigidas a mejorar el bienestar de la comunidad, a la protección del patrimonio cultural y medioambiental.
Mission
Cultivar lo invisible
La Fundación Rodolfo Ferrari ETS tiene como objetivo transformar un lugar dedicado al cultivo microbiológico y a la experimentación con animales en un espacio abierto, donde los métodos científico y artístico se contaminen para abrirse a una nueva visión, una reflexión que redefina con fuerza nuestra pretensión antropocéntrica y prefigure una posible reconciliación entre pasado y futuro, entre lo humano y lo no humano. Entre lo visible y lo invisible.
La investigación científica y la artística utilizan métodos y lenguajes diferentes, pero comparten el mismo deseo: hacer visible lo invisible. Por un lado, está el método científico, hecho de rigor, de experimentos reproducibles y seguros; por otro lado está el método artístico, que trabaja a través de asociaciones visuales, experimenta libremente, midiéndose con lo indeterminado, con hechos no necesariamente racionales, ciertamente no reproducibles.Pero las dos búsquedas, aparentemente tan distantes, tienen un elemento en común: la intuición.La intuición abre el cambio, mueve la sensibilidad y la conciencia. La intuición es una chispa, un parpadeo, un pinchazo. Inicia la estructuración de un nuevo proceso cognitivo, pero también, a través del arte, puede desencadenar un proceso transformador y regenerador, permitiéndonos manejar materiales antiguos, reprimidos y dolorosos, para sentar las bases para la redefinición de una sociedad que elimine toda forma de explotación del otro que no sea uno mismo.Es la ambición y el deseo de la Fundación que los nuevos espacios sean una oportunidad para cultivar una nueva esfera, en la que la ciencia transfiera belleza y la belleza conocimiento.